Días de Enero
- El Gorrion
- 11 ago
- 2 Min. de lectura
Escrito por Sara Arévalo Cárdenas – 8A
Todo empieza los fines de semana. Los pájaros cazan comida, los restaurantes abren sus puertas y la familia Arévalo Hoyos tiene hambre, demasiada hambre. La cocina se encuentra rota y el pequeño hermano acaba de ganarse una medalla. La madre de la familia decide pedir a domicilio el alimento que va a tener esta noche. La familia se encuentra tranquila haciendo sus actividades usuales: los dos padres trabajando, los hermanos con sus aparatos electrónicos al igual que los abuelos, hasta que llegan las 3:30 de la tarde. La madre de la familia agarra su dispositivo móvil y le empieza a cuestionar a cada integrante de la familia qué va a ordenar de comida y se llega a un acuerdo económico. Para que por fin pueda ordenarla, la familia baja las escaleras y espera pacientemente su alimento mientras tienen diversas pláticas y temas, manteniendo sus opiniones y posiciones en el tema de cada uno. El comedor se queda callado cuando los olores magníficos y exquisitos de los alimentos llegan a la puerta, siendo cargados en los brazos del padre de la familia.
—Huele delicioso…—dice el hermano menor.
—¡Ya traigan la comida que me muero de hambre! —dice el abuelo.
Cuando la comida es colocada en la mesa, la familia empieza a abrir los paquetes. Sonidos de sorpresa, satisfacción, plástico y cartón se revelan por todo el comedor. La madre de la familia golpea con su tenedor su copa de Coca-Cola suavemente, llamando la atención de todos en la mesa. La madre empieza a hacer un brindis por la medalla del hijo, mientras todos lo empiezan a felicitar y a golpear sus tazas y vasos con gran felicidad y entusiasmo. Las sensaciones que tengo son muy agradables: felicidad, satisfacción y entusiasmo. Mi mente y mi cuerpo tienen sentimientos muy impactantes y gratas, como la misma felicidad y emoción de un golden retriever, la misma emoción de un Fórmula 1, o los sabores en mi paladar como una mezcla química exitosa.
La importancia de las relaciones intrafamiliares y de amistades son fundamentales para el desarrollo social, comprensiva y personal. Para seguir evolucionando y nivelando nuestras palabras e interacciones.
Comentarios